Alejandro Ferri

enero 5, 2010

El fabulador

Stephen Glass no es conocido en el periodismo por ganar Pulitzers, ni por descubrir un entramado delictivo importante, para nada. Glass es conocido por ser «El fabulador» del periodismo. Uno de esos fabuladores, ya que no es el único, sino el más conocido (Janet Cooke ya lo hizo escribiendo «El mundo de Jimmy» en el mismo Washington Post que años antes había publicado la información del Watergate).

Stephen Glass es uno de esos fabuladores que todavía quedan, porque… ¿acaso no es inventar un titular diciendo «Ribery ya es del Madrid»?… pienso yo que eso también es un tipo de fabula. Y para el público hace más daño una información como esta última que una historia totalmente inventada. ¿Un insulto para el público lo que hizo Glass? Todos inventamos, periodistas o público. Todos podemos insultar de una manera u otra. Pienso que el único insulto se lo llevaron los compañeros de redacción de The New Republic. Esas personas sí tienen derecho a decir que Glass les insultó.

Como en la película «El precio de la verdad» dice el personaje de Glass (el periodista no quiso participar ni intervenir en ella), el prefería ver su nombre publicado antes que cumplir con la ética y con la responsabilidad periodística. ¿Acaso muchos de los periodistas actuales no buscan eso pisoteando la responsabilidad periodística?

Dejando de lado mi opinión, que se suponía que no se debía dar y la estoy dando – más que nada porque hay mucho moralista que tacha de insultante a Glass cuando a saber qué ha hecho él – paro ya y paso a las fuentes.

Glass se las inventaba, totalmente. Pero es un riesgo con el que corren los directores de los periódicos: que sus periodistas falsifiquen las fuentes diciendo que eran anónimas y no pueden ser revelados sus nombres. ¿Qué hubiera pasado si en realidad Garganta Profunda fuera una invención? Los directores tienen que confiar en sus periodistas. Ahora, si el periódico pide la publicación de los nombres y tiene un departamento para contrastar esas fuentes, lo mínimo es que investiguen a fondo. Glass jugó astutamente con la confianza de Michael Kelly y luego con Chuck Lane, pero se pasó a la hora de crear una web ficticia sobre Jukt Micronics y de hacer pasar a su hermano como una de sus fuentes utilizadas. Insultó la confiaza de sus compañeros. Pero él hizo lo que quería: ver su nombre en una publicación. ¿Cómo se podía haber evitado todo desde un principio? Como en la película se dice: con una foto.

El riesgo de la utilización de fuentes anónimas es muy amplio. Por ello, la publicación de nombres debe ser obligado. Y la investigación de historias poco creibles antes de su publicación también.

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